El vino tinto puede
aumentar el rendimiento de atletas y deportistas en el terreno de juego
incrementando la cantidad de testosterona disponible, una hormona que mejora
notablemente el rendimiento físico.
Es la conclusión a la que
han llegado investigadores de la Escuela de Ciencias de la Vida de la
Universidad de Kingston (Reino Unido) en un reciente estudio.
Además, puesto que beber
vino reduce la cantidad de testosterona excretada en la orina, los autores del
estudio aseguran que podría distorsionar los resultados de controles de dopaje.
La testosterona es una
hormona esteroide natural que poseen tanto hombres como mujeres. Puede aumentar
la masa muscular, uno de los motivos por los que su consumo se considera como
dopaje (mejora artificial de los resultados de pruebas físicas) y está
prohibido a los deportistas por parte de la Agencia Mundial Antidopaje.
Sin embargo, el vino tinto
no es una sustancia incluida en los controles antidoping, a pesar de que, según
acaban de demostrar Declan Naughton y sus colegas, tiene la capacidad de
alterar los niveles corporales de testosterona.
Concretamente sus efectos
se deben la quercetina, una sustancia antioxidante (flavonoide) que bloquea
parcialmente la acción de la enzima UGT2B17, que es la encargada de que los
riñones expulsen la testosterona. Si se bloquea esta enzima, la cantidad de
hormona que elimina el organismo es menor y la concentración en sangre aumenta,
como exponen los investigadores en la revista Nutrition.
Naughton ya había
observado previamente un efecto similar tras el consumo de té verde.
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